Estas dos chicas, azafatas de vuelo, demuestran que no hace falta pelearse por una mesa en las terrazas de Ses Variades para disfrutar del crepúsculo. Ambas se apostaron en un rincón solitario de la costa de Platges de Comte, con una caja de cerveza bien fría, dispuestas a disfrutar del atardecer.