Ibiza es un gran negocio para mucha gente, comenzando por los propios ibicencos que, con toda lógica, tratan de sacar el máximo partido a sus negocios y propiedades. Sin embargo, no puedo evitar emocionarme cuando encuentro gente como Miquel Torres, propietario de Es Trull de Ca n’Andreu, una casa museo del siglo XVII ubicada en Sant Carles. Cuando Miquel, al que no conocía de nada, me contó que había restaurado esta preciosa casa payesa de su propiedad, la había llenado de carros antiguos, herramientas y enseres del mundo rural pitiuso que lleva años coleccionando, me quedé de piedra. Su tiempo libre lo invierte en conservar esta casa y mostrársela a los viajeros. Si hiciera una piscina junto a la era, levantara un chill out, construyese aseos de lujo, redecorase el interior y alquilase la vivienda de sus antepasados, obtendría unos pingües beneficios. Pero él prefiere conservarla como antaño, sin mover una piedra, y mostrársela a personas que de verdad quieren descubrir nuestra cultura. Este señor, desde luego, merece nuestro respeto y admiración. Es una de esas personas que aman Ibiza por encima de todas las cosas.